‘Barrios Vivos’: la otra cara del Quito Colonial

Los barrios del Centro Histórico de Quito conservan su autenticidad en un 80 por ciento. Las casas que alberga este sector de la urbe, se caracterizan por los tejados de adobe, grandes balcones, amplios ventanales y patios internos que guardan historias, tradiciones y leyendas. Visitar un barrio quiteño es descubrir un espacio de intimidad familiar, de memoria social y de identidad, que permite palpar el corazón de la ciudad.

El centro antiguo alberga 11 barrios sobre una superficie de 375, 2 hectáreas, donde se han identificado 4.274 predios con arquitectura de interés histórico y patrimonial, así lo señala el Plan Especial del Centro Histórico de Quito. El Panecillo, la Plaza Grande, La Ronda, la Iglesia de San Francisco y la calle de las siete cruces, son sitios imperdibles que dan vida a ese patrimonio cultural promocionado en revistas y agencias de viajes, pero existen más rincones por conocer en este centro colonial reconocido por la UNESCO, en 1978.

Parte de la reactivación de estos sectores ubicados dentro del Centro Histórico, es la iniciativa ‘Barrios Vivos’, que busca recuperar los escenario y los actores que pueblan lugares como: San Marcos, La Marín, San Blas y La Tola, barrios emblemáticos y de enorme tradición quiteña. La iniciativa comprende crear circuitos que integren visitas a estos sitios a través de galerías de arte, cine, música, gastronomía y cerveza artesanal.

Cuatro bares buscan que estos barrios sean visibles al turista nacional y extranjero. ‘La Oficina’, en San Blas; ‘Sereno Moreno’, en La Tola; ‘Bandidos Brewing’, en La Marín; y, ‘Sirka’, en San Marcos; son los emprendimientos que proponen conservar y preservar la identidad de cada zona, y sobre todo, reconocer su riqueza arquitectónica y cultural, apartado del estigma de ‘sectores peligrosos’, que simplemente difuminan la oportunidad de recorrer en su totalidad el Centro Histórico mejor preservado de América Latina.

Los tabús y los prejuicios

“Reactivar el barrio es olvidar los tabús y los malos prejuicios de La Tola”, señala Josue Moreno, propietario del bar ‘Sereno Moreno’, ubicado en las calles Esmeraldas y Vicente León. Josue es parte de las pocas familias que se quedaron para contar la historia del sector. Aclara que su negocio a más de vender cerveza artesanal o comida, es un vehículo que impulsa espacios de arte dentro del barrio, mediante mingas comunitarias y exposiciones artísticas. “Buscamos que la gente borre de su imaginario, las opiniones negativas del sector, y puedan tranquilamente caminar por sus calles y disfrutar de la noche y la bohemia”, indica el joven quiteño.

Con ese objetivo, los cuatro emprendimientos se unieron para crear circuitos que motiven a los turistas a visitar estos lugares. Así planearon el primer recorrido nocturno por cada barrio junto a una banda de pueblo. La iniciativa convocó alrededor de 50 personas. “El propósito es plantear estas actividades cada mes, con una o dos temáticas diferentes e interesantes para seguir cautivando al turista”, afirma Josue. Además, indica que existen propuesta que abren otras alternativas, como: venta de garaje o una galería abierta para artistas emergentes que funciona en el bar Sirka de San Marcos.

¡Una cervecería en San Marcos!

Para Andrés Silva, la idea primordial es difundir cultura en su bar, que fluya arte contemporáneo y nuevas propuestas, tal vez por eso su espacio se llama ‘Sirka’, que en kichwa quiere decir arteria. “Estos barrios vivos están alejados del gran centro histórico comercial, acá prevalece la amabilidad y la unión de su gente”. Destaca que los vecinos se conocen y saludan cada vez que se encuentra en las calles. Incluso dice, que conservan el buen humor y recuerdan los buenos tiempos donde las ‘jorgas’ predominaban.

Al inicio existió una resistencia por parte de los vecinos. ¡Una cervecería en San Marcos!, exclamaban algunos moradores, pero con el pasar del tiempo se ha convertido en una acción positiva que genera turismo y difunde la cultura del sector. “Al estar unidos con otros emprendimientos nos fortalecemos, y promovemos la participación de los moradores”. Para Andrés, la iniciativa es incluyente, “porque motiva a los vecinos a sentir orgullo del lugar en donde viven”.

A Marlene Díaz le fascina que estos negocios aumenten la seguridad en San Marcos. Ella es dueña de una tienda de barrio, localizada frente al pequeño parque, junto a la iglesia del siglo XV. “Estos jóvenes quieren que los barrios sufran un drástico cambio, para dejar de ser una zona peligrosa y convertirlos en lugares turísticos”, asegura emocionada Marlene.

El Gran Reto

Un emprendimiento que convoque visitantes nacionales y extranjeros a saborear cerveza artesanal en La Marín durante la noche, sonaba imposible. Ryan Hood Taylor, propietario del bar Bandido Brewing, explica que el reto fue grande, no por montar una de las primeras cervecerías artesanales en Quito, más bien por estar ubicada en un sector calificado de peligroso.

“Con mi socio decidimos romper ese prejuicio, y lo logramos”, afirma Ryan. ‘Bandido Brewing’ recibe una cantidad considerada de extranjeros que disfrutan de cerveza artesanal, y al mismo tiempo se interesan por el barrio.

Ryan califica a los vecinos de La Marín como personas honestas, honradas y muy amables. Y menciona otros atractivos que guarda la zona, como: el Mercado Central, donde se distingue por vender fruta fresca y comida típica; o el tradicional Coliseo Julio César Hidalgo, donde se realizan importantes torneos de baloncesto. “Estamos reactivando el barrio con propuestas culturales, pero también lo estamos activando económicamente con los emprendimientos”.

Actualmente, existen varios hostales alrededor del barrio, que generan empleo y abren una oportunidad para que los moradores monten su propio negocio. “La Marín albergan muchos extranjeros, cuando llegue a Ecuador mi primer negocio fue una hostal en este sector”, asiente Ryan, mientras nos comenta emocionado que en pocos meses será ciudadano ecuatoriano.

Gina Barbieri, quien dejó atrás Estados Unidos, para vivir en el barrio La Tola. Actualmente trabaja en una hostal ubicada en La Marín. Ella opina que esta zona de Quito está cambiando aceleradamente, se rompen mitos y se imprime una imagen positiva gracias al turismo. “En este sector, cada vez más, encuentras servicios de alojamiento y restaurantes. La mentalidad sobre el turistas es más fluida, los extranjeros ya no tienen miedo transitar por aquí”, menciona Gina.

Sobre esta nueva percepción, Ryan asegura que “existen alrededor de 12 hostales, 4 bares y varias escuelas de español, que brindan otra imagen a la zona”. Y añade que, decidió vivir en La Marín, porque aprecia su arquitectura y el estilo de vida, “si fuera malo el sitio no hubiera invertido acá, es un barrio magnífico”. Además, confiesa que está encantado al poder elaborar una cerveza a tantos pies de altura. “Estamos construyendo una cultura cervecera en pro de nuevos negocios con alternativas diferentes para que la gente nos visite, esto es un imán que cautiva a los extranjeros”.

El sueño Edward

Edward Ellis se siente identificado con el barrio de San Blas. Este estadounidense procedente de Buffalo-Nueva York, considera que es necesario tener esa conexión directa con los barrios antiguos para comprender el desarrollo de una ciudad. “No soy de aquí, pero intentó conocer y preservar su patrimonio cultural”. Asegura que están aportando algo distintos con la cerveza artesanal, con galerías de arte y con música diferente, pero respetando siempre la tradición de familias que por décadas habitan estos lugares.

Edward, cineasta y antropólogo de profesión y cervecero por preferencia, explica que montar eventos para que la gente venga, conozca y se enamore de estos cuatro barrios, es configurar una valoración positiva en el presente, que a través de esa experiencia, entiendan el verdadero sentido de pertenecía de los bienes culturales. “Es importante compartir con los ciudadanos las historias que guardan estos barrios y promocionar que el centro no hay peligro”, afirma.

Edward coincide con Ryan, al decir que en Quito crece la cultura cervecera. “Hay más de 40 sitios que se dedican a elaborar cerveza artesanal, un fenómeno que solo he visto en países como Chile y Argentina”.

Con el tiempo, él piensa que a través de la cerveza artesanal se podrá generar polos culturales. Y la evidencia fehaciente es ‘La Oficina’, su bar, que se distingue por tener una sala de cine donde proyectan películas independientes y se montan obras de teatro, acompañados de una refrescante cerveza. El espacio también reúne a artistas emergentes, que buscan un lugar para transmitir su arte.

Sin embargo, Edward tiene otro sueño, elaborar una cerveza artesanal con malta procesada en el país, debido a que este producto y otros como la levadura o el lúpudo se importan de Estados Unidos y Europa. Para incrementar su ilusión, Edward recuerda que Fray Jodoco Ricke fue el precursor de la cerveza en América Latina, quien llegó en 1.566 a Quito con un manojo de semillas de trigo y produjo la primera cerveza nacional. “Deseo preparar una cerveza 100% quiteña, será un proceso único en el mundo a casi 3.000 metros de altura”.

Los cuatro emprendedores concuerdan que el turismo permite transformar la imagen negativa de estos sectores. Ahora la gente comenta que hay más extranjeros recorriendo esos barrios, reduciendo el estigma de inseguridad y dando la oportunidad de explorar el otro Centro Histórico de Quito, un lugar tan poblado de plazas e iglesias coloniales, como de propuestas innovadoras que mezclan lo tradicional y lo contemporáneo, creando una oferta turística sincrética que revitaliza y da un nuevo giro a esta ciudad.

Por: Christian Miranda

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